Exportar para crecer: brechas y oportunidades del liderazgo femenino en el comercio exterior

El Foro Mujeres Líderes volvió a reunir en el Teatro Solís a referentes del ámbito empresarial, académico y político para reflexionar sobre el liderazgo femenino y la autonomía económica. El encuentro, organizado por la Organización de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Emprendedoras del Uruguay (OMEU), se consolidó una vez más como un espacio de intercambio y análisis sobre las brechas persistentes, los avances logrados y los caminos de cambio que se abren para una mayor participación de las mujeres en los espacios de decisión.

La apertura estuvo a cargo de Florencia Herrera, presidenta de la organización, quien dio la bienvenida a una sala colmada y destacó la importancia de generar instancias de diálogo que permitan “visibilizar realidades y construir transformaciones sostenibles”. A continuación, se desarrolló el primer panel del foro, titulado “Mujeres líderes: brechas, avances y caminos de cambio”, moderado por la periodista Valeria Superchi.

Un diagnóstico con datos y una invitación a la acción

En ese marco, Claudia Peisino, jefa de proyecto de la gerencia de Inteligencia Competitiva de Uruguay XXI y líder del programa Más Comercio, centró su exposición en la participación de las mujeres en el comercio exterior y, en particular, en las empresas exportadoras. Su intervención combinó diagnóstico, evidencia estadística y una mirada propositiva.

Peisino comenzó reconociendo que los números muestran desigualdades claras. “Si pensamos en las empresas exportadoras, de cada diez personas que trabajan en ellas, solo tres son mujeres”, señaló, y aclaró que esa brecha no responde a una falta de preparación. Por el contrario, recordó que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres presentan niveles educativos más altos que los hombres, con una mayor proporción de formación terciaria, universitaria y de posgrado.

El problema, explicó, aparece en el acceso a los espacios de decisión. Un estudio realizado por Uruguay XXI junto a CINVE y ONU Mujeres indica que solo el 6,4% de las empresas son de propiedad mayoritariamente femenina; que apenas el 9% de los directorios está integrado por mujeres; y que los cargos gerenciales ocupados por mujeres alcanzan el 12,8%. En el sector exportador, la situación se agrava a medida que las empresas crecen: cuanto mayor es el tamaño de la firma, menor es la presencia femenina en el liderazgo.

“Este diagnóstico no es para desanimarnos, sino para entender desde dónde se parte y cuáles son los desafíos”, subrayó Peisino. En ese sentido, destacó avances recientes como el aumento de la participación femenina en el empleo total y el crecimiento del número de mujeres empresarias, aunque advirtió que persiste un “techo” cuando se trata de escalar y consolidar empresas con potencial exportador.

Internacionalizar para abrir oportunidades

Uno de los ejes centrales de su presentación fue la relación entre internacionalización y reducción de brechas. Según explicó, las empresas exportadoras lideradas por mujeres tienden a contratar a más mujeres, lo que genera un efecto multiplicador. Por eso, alentó a que más emprendedoras y empresarias piensen en exportar como una estrategia de crecimiento y de acceso a espacios de mayor decisión.

En su intervención, Peisino puso el foco en las barreras que muchas veces frenan ese paso: el desconocimiento, el temor a los costos o a la complejidad de los procesos. “Detrás de los números hay mujeres con ideas, con productos de calidad y con liderazgo”, afirmó, y llamó a “perder el miedo” a salir al exterior.

En ese marco, detalló el conjunto de herramientas que Uruguay XXI pone a disposición para acompañar a las mujeres que deciden dar el paso hacia la internacionalización. Desde el apoyo en la identificación de nichos de mercado y el análisis del posicionamiento de productos, hasta la orientación sobre requisitos, costos y procesos asociados a la exportación, el objetivo —explicó— es reducir las barreras que muchas veces desalientan ese primer intento.

Peisino subrayó, a su vez, el trabajo territorial del programa Más Comercio, que se despliega en el interior del país para acercar estas herramientas a emprendedoras y empresarias de distintos sectores. “Hay mujeres con productos de calidad, con diferencial y con ganas de crecer, que solo necesitan información y acompañamiento para animarse”, señaló, al destacar que el programa busca justamente generar ese primer impulso y acompañar procesos que, aunque desafiantes, abren nuevas oportunidades de crecimiento y liderazgo.

El panel se completó con otras dos exposiciones que aportaron contexto y una mirada integral. Andrea Bastianini, en representación de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, repasó la evolución del abordaje de género en el ámbito empresarial, desde los primeros esfuerzos hasta la incorporación del tema en la agenda de gobernanza, innovación y políticas internas. También compartió datos recientes sobre empresas familiares, que muestran avances sostenidos, aunque con resistencias aún presentes.

Por su parte, la politóloga Niki Johnson analizó la representación femenina en la política uruguaya, señalando los progresos lentos y los límites estructurales que persisten en el acceso a cargos de poder, tanto en el Parlamento como en el Ejecutivo. Su exposición abordó factores como la distribución desigual de las tareas de cuidado, la autonomía económica y la violencia política basada en género.

Un mensaje compartido

A lo largo del panel, las exposiciones convergieron en una idea común: las brechas de género no responden a falta de capacidades, sino a estructuras y dinámicas que requieren información, políticas y decisiones para transformarse. En ese sentido, la presentación de Uruguay XXI puso el acento en el comercio exterior como una palanca concreta para el crecimiento de las empresas lideradas por mujeres y para una mayor equidad en los espacios de decisión.