Uruguay consolida su liderazgo en energías renovables y abre una nueva etapa de inversiones estratégicas 

Con una matriz eléctrica casi totalmente limpia y proyectos de hidrógeno verde y movilidad eléctrica en plena expansión, el país cierra 2025 reafirmando su posicionamiento como plataforma confiable y competitiva para la inversión en energías limpias en la región 
Fecha de publicación: 29/12/2025
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Al cierre de 2025, Uruguay se confirma como uno de los casos más consistentes de transición energética en América Latina y como un destino de referencia para las inversiones en energías renovables y tecnologías asociadas. En un contexto regional marcado por el crecimiento sostenido —la inversión en energías renovables en América Latina aumentó 18% en 2024 y alcanzó los US$ 44.000 millones, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA)—, el país se destaca por combinar escala, estabilidad y una hoja de ruta clara hacia la descarbonización. 

Tras completar con éxito una primera transición que transformó su matriz eléctrica en una de las más limpias del mundo, Uruguay avanza ahora en una segunda fase orientada al transporte, la industria y la producción de derivados del hidrógeno verde. Este nuevo ciclo no parte de cero, se apoya en un sistema eléctrico robusto, confiable y competitivo, que constituye una de las principales ventajas estratégicas del país para atraer inversiones de largo plazo. 

En la actualidad, el 99% de la generación eléctrica proviene de fuentes renovables, lo que permite que cualquier operación industrial o comercial funcione con energía limpia desde su origen, pudiendo certificarse. A esto se suma un reconocimiento internacional sostenido; el sistema eléctrico uruguayo es el de mayor calidad de América Latina y se ubica entre los ocho primeros a nivel mundial en desempeño energético, de acuerdo con el Foro Económico Mundial. La cobertura alcanza al 99,8% de los hogares y la red de transmisión, diseñada con criterios de redundancia, garantiza seguridad de suministro. Gracias a esta capacidad instalada y a las interconexiones con Argentina y Brasil, Uruguay pasó de ser importador a exportador neto de energía, reforzando la resiliencia del sistema. 

La apuesta de mayor proyección estratégica, sin embargo, está en el desarrollo del hidrógeno verde y sus derivados. Con un excelente potencial combinado de energía eólica y solar, disponibilidad de agua, acceso a fuentes de CO₂ biogénico y una infraestructura logística consolidada, el país se perfila como un productor competitivo a escala global. Las estimaciones de costos de producción para 2030 —entre US$ 1,2 y US$ 1,4 por kilogramo— lo ubican en niveles comparables con los principales referentes internacionales. 

Conocé más sobre el sector en el Informe Energías Renovables de Uruguay 

Proyectos emblemáticos que marcan la nueva etapa 

El avance de la segunda transición energética se materializa en una cartera de proyectos de gran escala que posicionan a Uruguay en la vanguardia regional del hidrógeno verde y sus derivados. El caso más relevante es el de HIF Global, que firmó con el Poder Ejecutivo un nuevo memorando de entendimiento para desarrollar en Paysandú una planta de e-combustibles basada en hidrógeno verde y captura de CO₂, con una inversión estimada superior a los US$ 5.300 millones, la mayor en la historia del país. 

El proyecto prevé la construcción de infraestructura industrial y de generación renovable a gran escala —incluyendo plantas de hidrógeno, captura de CO₂, metanol y combustibles sintéticos, además de parques solares y eólicos— y contempla exportaciones a partir de 2029. Se prevé un desarrollo de cuatro módulos consecutivos con una capacidad de electrólisis de 280 MW cada uno. En su primera etapa, se estima un valor promedio anual de exportaciones de US$ 253 millones, que podría superar los US$ 1.000 millones cuando los cuatro módulos estén operativos, con Europa y Asia como principales destinos. 

 

A fines de 2025, el emprendimiento alcanzó un hito clave al recibir la Viabilidad Ambiental de Localización, habilitando el avance hacia la Autorización Ambiental Previa y el Estudio de Impacto Ambiental. La iniciativa ya demandó más de US$ 62 millones en inversiones preliminares y prevé la creación de unos 1.400 empleos durante la construcción y más de 300 puestos permanentes en la etapa operativa. 

 

A partir de la reciente firma del nuevo memorando, se conformará un Comité de Alto Nivel, integrado por la empresa, Presidencia de la República, el Ministerio de Economía y Finanzas, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Un comité técnico de seguimiento será el encargado de ejecutar las definiciones tomadas por el Comité de Alto Nivel. 

 

Otro proyecto relevante es el impulsado por la empresa alemana Enertrag, en asociación con la uruguaya SEG Ingeniería, para producir unas 84.000 toneladas anuales de metanol verde en la zona de Tambores, entre Tacuarembó y Paysandú. El emprendimiento avanza en su proceso de Autorización Ambiental Previa y combina generación eólica y solar con una planta industrial alimentada por energía 100% renovable. La iniciativa incorpora soluciones específicas para el uso sostenible del agua, el abastecimiento energético y la logística de exportación, incluyendo el transporte ferroviario y la salida por el Puerto de Montevideo, con una visión de largo plazo alineada con la demanda internacional de combustibles sintéticos. 

A estos desarrollos de gran escala se suman proyectos piloto que fortalecen el ecosistema. En Río Negro, la empresa Kahirós avanza en la construcción de la primera planta de hidrógeno verde del país, orientada al suministro para camiones de transporte pesado de la industria forestal y acompañada por una planta fotovoltaica. La iniciativa, de menor escala, pero alto valor demostrativo, refuerza el rol de Uruguay como laboratorio regional para soluciones de descarbonización aplicadas al transporte y la logística. 

En conjunto, estos proyectos reflejan un modelo basado en certidumbre regulatoria, articulación público-privada y visión estratégica. Uruguay cierra 2025 como un país que logró descarbonizar su electricidad y como una plataforma regional para la nueva economía energética, capaz de ofrecer condiciones competitivas y previsibilidad a inversiones de gran porte que buscan participar activamente de la transición energética global. 


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