China: cambios drásticos y alternativas en el mercado de alimentos y bebidas

China está intentando recuperar su economía y sus dinámicas habituales, pero como ocurre y ocurrirá en otros países, tras la crisis vendrá el cambio.
Fecha de publicación: 22/04/2020
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En 2019, la industria alimentaria de China obtuvo ingresos de 672.650 millones de dólares (aproximadamente), con un crecimiento anual del 9,4%.

En los dos primeros meses de 2020, la mayoría de las categorías de productos registraron una caída significativa en las ventas, excepto los cereales, aceite, alimentos, bebidas y medicinas. La carne congelada y los fideos instantáneos crecieron un 13,5% y un 11,4% respectivamente.

Aunque el impacto del virus en el sector alimentario de China aún está por determinarse, el país asiático muestra un rebote gradual en este sector.

¿Cómo será el mundo luego de la crisis? Esa es, probablemente, una de las preguntas más difíciles de responder en este escenario de emergencia global en la que la pandemia ha demostrado un poder devastador en las economías solo comparable con el de grandes catástrofes o, incluso, las guerras mundiales.

La naturaleza de esta crisis y los cambios que las medidas de prevención sanitaria generan en las costumbres acentúan los problemas que tienen algunas industrias y fortalecen la posición de otros sectores que parecen estar mejor preparados para este contexto.

La producción de alimentos y bebidas es un buen ejemplo para analizar, en particular en China, donde la emergencia puso contra las cuerdas algunas prácticas tradicionales y plantea transformaciones muy importantes en la forma de comercialización y los hábitos de consumo.

El hecho de que el origen conocido del coronavirus esté en ese país, en la ciudad de Wuhan, y en un formato de mercado tradicional y extendido en el país, no pasó desapercibido para los consumidores. Del mismo modo, la identificación del confinamiento como principal medida de cuidado también impactó sobre las formas de consumo y eso incluye la alimentación.

La reacción inmediata de recurrir a un mayor abastecimiento que el necesario para la cuarentena; un mayor rechazo al consumo de animales salvajes, vivos; quedarse a comer en casa en lugar de buscar opciones fuera, y las dificultades que genera el riesgo de contagio de concurrir a un supermercado; son algunas de las tendencias que marcaron los últimos meses y que dejarán su huella en la economía una vez superada la crisis.

China, lentamente, está intentando recuperar su economía y sus dinámicas habituales, pero como ocurre y ocurrirá en otros países, tras la crisis vendrá el cambio. Las cifras así lo demuestran. Las aplicaciones para ordenar alimentos reportaron en este período ingresos tres veces superiores a los del año anterior. Los restaurantes cerraron pro completo, y más del 70% rápidamente se incorporaron a las diferentes plataformas de entrega de comida a domicilio.

En esa línea, la decisión de apostar por una alimentación más cuidada y saludable también tendrá sus consecuencias. Según evaluaciones oficiales. Los mercados populares, que recién están reabriendo en algunas ciudades, son uno de los sectores más castigados de la economía. Del mismo modo, la producción agrícola y de alimentos en general, estará sometida a un escrutinio más exigente de los consumidores, y en respuesta a ello el gobierno ha intensificado la supervisión de empresas para certificar la calidad de su producción.

Se trata de cambios y medidas que no solamente impactan a grandes empresas globales presentes en el mercado chino, sino que tienen consecuencias directas sobre los negocios familiares. En China cerca del 95% de las empresas en el rubro alimentación son empresas familiares, que a partir de ahora enfrentan el gran desafío de la adaptación a una nueva realidad.

Un ejemplo de ello es la incorporación de palillos chinos para los comensales en los restaurantes y cadenas, incluso para los platos que acostumbraban a comerse con la mano como parte de la tradición. La prevención y evitar el contacto con gérmenes, además, les impacta sobre el aprovechamiento de los espacios, habilitando mesas en las que pueda ubicarse incluso una sola persona.

Los consumidores están eligiendo nuevas herramientas para consumir y los actores de mercado intentan adaptar sus negocios para acompañar la tendencia.

 

El desafío de la industria

Los analistas en diferentes partes del mundo han manifestado en reiteradas oportunidades que alimentos y bebidas serán los primeros sectores en reponerse de este complejo escenario. En China se espera que las compras de los consumidores se normalicen para el segundo semestre de 2020, cuando puedan alcanzar niveles similares a los previos a la crisis.

Es cierto que la propia dimensión del mercado chino favorece a la supervivencia de la industria, aunque ésta enfrenta el desafío generado por una menor demanda, una mayor tendencia hacia otros tipos de alimentación y una significativamente mayor utilización de servicios de entrega de alimentos.

La emergencia sanitaria dejó en evidencia cómo los cambios en las costumbres pueden redefinir la economía, y dependerá del poder de adaptación de las empresas grandes y pequeñas su capacidad de supervivencia.

 

Fuente: Elaborado por Uruguay XXI en base a informe realizado por Strategic Public Relations Group


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