Más de 60 ilustradores se capacitaron para alcanzar mercados internacionales

Uruguay XXI, de la mano del agente chileno Adrián Puentes, brindó un taller que abordó las claves para la promoción del ilustrador en el negocio editorial.
Fecha de publicación: 27/02/2020
Compartir:

En el marco de su estrategia de apoyo a la internacionalización de la industria editorial, Uruguay XXI celebró en febrero un seminario - taller para ilustradores en coordinación con la Dirección Nacional de Cultura. La propuesta abordó las herramientas necesarias para desenvolverse en el mercado editorial y permitió discutir las novedades del sector.

El taller, que brindó una capacitación teórico-práctica a más de 60 asistentes, estuvo a cargo de Adrián Puentes, reconocido profesional de la industria editorial latinoamericana. Además de periodista y profesor universitario, es socio y fundador de la Agencia literaria Puentes, que representa a prestigiosos narradores e ilustradores del continente. En su rol de agente, Puentes participa regularmente de los principales eventos del sector, como la feria del libro de Frankfurt, Londres, Bolonia, Guadalajara, Angoulême y Buenos Aires.

Además de compartir consejos y experiencias personales, el especialista brindó las claves para elaborar un portafolio profesional, principal herramienta para que un ilustrador presente su trabajo ante potenciales clientes. La actividad incluyó la revisión grupal de portafolios de algunos asistentes, que tuvieron la oportunidad de aplicar in situ algunas de las nociones compartidas por el especialista.

El taller ahondó asimismo en los fundamentos del derecho de autor, el sentido y las partes de los contratos de edición y los estándares internacionales de negociación de derechos. También se realizó una presentación sobre la Feria del Libro de Bologna, que incluyó una breve descripción del evento a la par que insumos para la preparación, puesta en escena y seguimiento posterior.

Una mirada al mundo de los libros

Para lograr posicionar su trabajo, el ilustrador debe conocer cómo funciona la industria editorial, sus actores y procesos. Entre otras acciones, las empresas del sector se ocupan de la conformación de un catálogo, la adquisición de títulos, la edición y el diseño. Puentes destacó la importancia de definir “un catálogo que encuentre a sus lectores”, con obras que detallen un perfil específico. “Las editoriales más importantes son las que crean a sus lectores”, señaló el especialista.

Además de la clásica división entre editoriales trasnacionales y editoriales independientes -que casi siempre tienen un carácter local, donde el editor es a la vez dueño de la empresa- el orador se refirió a cómo las editoriales pueden organizar su catálogo en sellos, que son las líneas de una misma editorial que se presentan como distintas marcas, o colecciones, grupos de libros de una misma categoría o género que son publicados bajo la misma marca de la editorial. Esta diversificación viene en general acompañada de una diferente identidad gráfica y visual.

Brújula para ilustradores

El trabajo del ilustrador, antes que nada, debe encajar con los “aspectos ideológicos, estéticos y políticos que identifican a cada editorial”, señaló Puentes. Por esa razón, el profesional debe “conocer a la editorial antes de presentarle su trabajo” para determinar si la línea de las publicaciones coincide con la paleta de estilos que el ilustrador maneja. 

El ilustrador debe pensarse a sí mismo “como una marca”, destacó. Esto implica definir qué atributos se quiere transmitir, qué cualidades reúne su trabajo, ya sea “cercanía, ternura, irreverencia, crítica social, tradición”, y después preguntarse: “¿calza esto con los atributos de la editorial?”, señaló.

Para promover su trabajo, el profesional dispone de varias herramientas: la página personal, plataformas como etsy (para la venta directa) y patreon (plataforma de micromecenazgo contemporáneo), así como las redes sociales, que constituyen una vitrina ideal para dar a conocer su obra al mundo.

El portafolio es la principal herramienta comercial y de venta para el ilustrador. Su confección debe ser lo más profesional posible y la selección de obras debe ser personalizada, curada a medida. En ese sentido, Puentes destacó la importancia de determinar la jerarquía y la secuencia de las obras. El ilustrador debe elegir dentro de su propio trabajo aquellas obras que se adapten al portafolio a presentar. “Es importante dedicarle tiempo, pensar el contenido, ¿qué va a ver la persona?, ¿qué quiero que se destaque?”, enfatizó.

Subrayó también la importancia de personalizar el portafolio de acuerdo al cliente, mediante una correcta selección de obras. “Todo lo que contiene un portafolio depende del interlocutor”, señaló. También destacó la importancia de la situación donde se visualiza el portafolio, ya que “no es lo mismo la Feria de Bologna que quien lo mira en una oficina”.

La selección de obras debe mostrar la paleta de estilos del ilustrador, indicar si éstas se publicaron e incluir las mejores piezas del autor. También debe confeccionarse una versión en inglés, cuidar la corrección idiomática de los contenidos e incluir la información de contacto del ilustrador, aspectos muchas veces subestimados. “Hay que intentar responder todas las preguntas que podrían tener los clientes”, enfatizó.

En cuanto a la portada del portafolio, esta reviste una importancia especial. “Tiene que enganchar, tiene que ser elocuente, tiene que mostrar en una mirada lo que ustedes son como ilustradores”, destacó Puentes.

A propósito de su diseño, el portafolio debe ser en formato horizontal, para permitir la visualización digital, y debe contar con un diseño profesional y sencillo, que facilite la aprehensión eficiente. En cuanto a los aspectos técnicos, debe tener entre 10 y 15 páginas y no debe incluir elementos que “obstaculicen la visualización”, ya que el portafolio “se tiene que ver y captar rápidamente”, culminó el especialista.


Top